Asamblea Ciudadanos Conosur
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La Asamblea de ciudadanos de Iquique

 

Nuestras asambleas: Optamos por ser protagonistas y no espectadores de la democracia

Carlos Rivera, 15 de octubre de 2010

La participación de los ciudadanos hace la democracia, su calidad define su dinamismo y vida. La tendencia a identificar la palabra democracia con solamente una de sus expresiones, la correspondiente a las instituciones de estado y sus autoridades elegidas directa o indirectamente es una distorsión alimentada rutinariamente por los medios de comunicación. Es cierto que para millones de habitantes se traduce en el mero acto de votar cada dos o cuatro años y ahí acaba.

Los términos democracia y soberanía tan usados en los discursos políticos suelen aparecer en la práctica cotidiana disociados de la participación de los ciudadanos en torno a los asuntos que atañen directamente a su vida inmediata.

Los promotores de las asambleas ciudadanas en Argentina, Perú, Bolivia, Chile, optamos por ser protagonistas de la democracia en nuestros respectivos territorios y no sus espectadores. Optamos por ejercer soberanía, esto es, derechos.

Al reunir en la ciudad de Iquique a dirigentes de cuatro países del Cono Sur con una misma dedicación e intereses específicos (sindicalistas, ecologistas, indígenas, mujeres, jóvenes, migrantes, comunicadores populares, activistas sociales) estamos promoviendo diálogos donde dejamos patente que la responsabilidad por el buen funcionamiento de un país, de un continente y del planeta, es responsabilidad y patrimonio de todos. Así mantenemos abierta una vía a quienes deseen participar en los propósitos de la integración entre nuestros países. Si bien los gobiernos son quienes usualmente llevan las relaciones formales entre las naciones, son las sociedades activas quienes juegan un rol activo e insustituible en el estrechamiento de lazos de sus pueblos.

Los ciudadanos y ciudadanas venimos dando nuestras propias soluciones a problemas y asuntos comunes de variada índole mediante mecanismos independientes de ejercicio de la soberanía por colectivos sociales, juntas vecinales, sindicatos y organizaciones comunitarias, también mediante marchas, cabildos, y otras acciones pacíficas que son parte de la normalidad, de la buena salud de cualquier sociedad que lleve sin falsía el apellido de democrática.

Nosotros consideramos una obligación cívica, moral, participar en la decisión y marcha de los asuntos que competen al funcionamiento de nuestras comunas, ciudades, espacios de educación salud, trabajo, recreación, barrios, comunidades, por cuanto es una tarea y una responsabilidad de todos. Hay quienes votan por un alcalde, o un parlamentario o un presidente y luego se desentienden echando sobre ellos la carga de los asuntos públicos. Eso es una renuncia a una responsabilidad personal que viene en pareja con los derechos ciudadanos que se reclaman, derechos que no son regalados, pues se conquistan y ganan con organización y lucha.

Este importante y vital papel de la sociedad civil se ha ido ampliando en forma creciente a la generación de propuestas más consistentes referidas a planes y políticas públicas, sobre diversos temas de alcance local con implicancias nacionales y globales. Asumimos así la realidad de nuestro tiempo.

Nuestras energías las hemos enfocado hacia las soluciones relativas a la marcha económica, social y política de los asuntos que incumben a las grandes mayorías. La inmigración, la discriminación, la subsistencia, los abusos y sus diversas manifestaciones, el cuidado del medioambiente, el desarrollo social, son temas sin fronteras que cruzan las reflexiones y esperanzas cotidianas de millones de personas en nuestro continente, somos parte y nos sentimos involucrados y comprometidos con su destino.

La gestión de la democracia es un tema amplio y a cada uno de nosotros cabe una cuota de responsabilidad en ella. Nosotros creemos en la integración con nuestros vecinos de los países hermanos y queremos hacerla palpable mediante la Asamblea del Cono Sur del 2010 en Iquique concientes de la vocación integradora de los habitantes de esta ciudad, convencidos que no es sólo tarea de los gobernantes sino de todos nosotros unir a nuestros pueblos, más allá de las legítimas diferencias, mirando todo aquello que nos une, principalmente la esperanza de un porvenir común y compartido.